martes, 23 de julio de 2013

EL PAPA EN BRASIL


RïO DE JANEIRO, Agencias
 
El papa Francisco llegó hoy a la ciudad brasileña de Río de Janeiro para una visita de una semana en el que es su primer viaje internacional desde que fue entronizado y para participar en la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) católica.

El avión de la compañía Alitalia en que viajó el sumo pontífice, un Airbus A330, aterrizó en la Base Aérea del aeropuerto Antonio Carlos Jobim de Río de Janeiro a las 15.42 hora local (18.42 GMT).
 

 
El papa Francisco llega este lunes a Brasil para reunirse con millares de jóvenes de todo el mundo en el país con más católicos del planeta, sacudido por un creciente descontento social.

El papa argentino salió de Roma este lunes poco antes de las 09H00 (07H00 GMT). Fiel a su reputación de sencillez, llegó al avión cargando él mismo su equipaje de mano, un gran maletín negro.

En Rio, monjas y sacerdotes de largos hábitos y peregrinos con camisetas y mochilas con los colores de la bandera brasileña ya se pasean por las calles, listos para la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), el "Woodstock católico" que el papa presidirá en su primer viaje a la región donde nació y vivió casi toda su vida, y a la que asistirán cerca de 1,5 millones de personas del 23 al 28 de julio.

El papa argentino, que defiende una Iglesia austera, cercana a los pobres y al pueblo, ha intensificado su agenda ante el anuncio de varias protestas durante su visita, insistiendo en pasearse por el centro de Rio en un papamóvil descubierto inmediatamente después de su llegada, prevista para las 16H00 locales (19H00 GMT).

El Vaticano asegura que el pontífice no está preocupado por las protestas y los expertos señalan que su discurso de reforma de una Iglesia en crisis, contra el derroche y en defensa de los más desposeídos, está en sintonía con el de los manifestantes.

El operativo de seguridad, no obstante, contará con unos 30.000 militares y policías.

Favela, adictos y Aparecida

En sus siete días en Brasil, el primer papa latinoamericano, de 76 años, hará un discurso multitudinario en la playa de Copacabana, visitará una pequeña y gris favela de Rio y también Aparecida, el mayor santuario católico de Brasil, se reunirá con presos, con adictos al crack, con los astros del fútbol brasileño Pelé, Neymar y Zico y con miles de peregrinos.

Durante su reunión en la noche con la presidenta Dilma Rousseff en el palacio Guanabara, el grupo Anonymous Rio ha convocado vía redes sociales una protesta contra los 53 millones de dólares que cuestan a contribuyentes brasileños su visita y la JMJ, mientras los ateos protestarán por el mismo motivo y han llamado a un "desbautismo" colectivo.

El hartazgo con la corrupción arraigada en la clase política y la pésima calidad del transporte, la salud y la educación públicos mientras se gastan millones en estadios para el Mundial de fútbol 2014, llevaron a más de un millón de brasileños -sobre todo jóvenes de clase media- a protestar en las calles en junio, en plena disputa de la Copa Confederaciones.

Las protestas terminaron muchas veces en enfrentamientos violentos con la policía y saqueos y destrozos, la última de ellas el jueves pasado en Leblon e Ipanema, dos de los barrios más ricos de Rio.

Menos derroche y mejores servicios

Católicos brasileños como Adilson de Sena, de 60 años, que alquila sillas de playa y vende cerveza y caipirinha en la playa de Copacabana, llaman a los gobernantes a seguir el ejemplo de austeridad del papa.

"Los gobernantes tienen que sensibilizarse con el papa e invertir más en el país. No se precisaba todo esto", dice de Sena señalando el enorme escenario donde Francisco dará la bienvenida a los jóvenes de la JMJ el jueves.

Edina Maria Pereira Lima, una cocinera evangélica de 49 años, padece en carne propia varios de los problemas del país: necesita hacerse exámenes pero no puede pagar un seguro médico y su cartera le fue robada la semana pasada.

"El gobierno está poniendo una fachada para que el mundo vea lo mejor de Brasil. Pero detrás de esta fachada, hay gente muriendo en hospitales", se lamentó mientras pasaba el domingo en la playa, junto al podio que recibirá al papa.

Francisco aprovechará la JMJ para hacer hincapié en la tarea misionera de la Iglesia e intentar revitalizarla en Latinoamérica, su mayor feudo pero donde pierde terreno desde hace tres décadas, sobre todo frente a los evangélicos pentecostales.

"Tenemos un papa jesuita que es eternamente sencillo, humilde, que revolucionará la Iglesia católica. Su mensaje es que seamos como Cristo", dijo  Antonio Prada, un venezolano de 27 años, mientras paseaba por la playa de Copacabana vestido con los colores de la bandera de su país.

Un 64,6% de los brasileños son católicos, según el censo de 2010, contra 91,8% en 1970. Y una encuesta de Datafolha divulgada el domingo indicó que actualmente representan solo 57% de la población de 194 millones, mientras 28% son evangélicos.

Tomado de: La hora Nacional
 

VISITA PAPAL A BRASIL CAUSA EMOSIONES









RIO DE JANEIRO (AP) — El papa Francisco, deseoso de revivir la fe de los católicos en su primer viaje internacional, recibió una alegre y hasta frenética bienvenida en Rio de Janeiro.
Regresando a su continente natal por primera vez desde que asumió el papado, Francisco ofreció una amplia sonrisa mientras miles de personas se aglomeraron en torno a su vehículo el lunes, que quedó atrapado entre autobuses y taxis cuando el conductor se equivocó de ruta en la avenida central de Rio.
Para los agentes de seguridad fue una pesadilla, pero para el pontífice claramente fue una alegría y una oportunidad de entrar en mayor contacto con el pueblo. El papa tiene programado tomarse el martes para descansar.
Las multitudes jubilosas obligaron a la caravana papal a detenerse varias veces, semanas después de que partes de Brasil quedaron paralizadas por violentas protestas. En cierto momento, el conductor del vehículo en que viajaba Francisco dobló en la dirección equivocada de un bulevar y se quedó sin transitar por avenidas que habían sido evacuadas.
Otras partes de la trayectoria no habían sido provistas de barreras viales, por lo cual las multitudes lograron aproximarse más al pontífice mientras la policía uniformada brillaba por su ausencia.
Una treintena de guardaespaldas de civil, algunos del Vaticano y otros brasileños, hicieron afanados esfuerzos por mantener a la multitud a raya. Francisco no sólo lucía tranquilo sino que en ocasiones se acercaba a la gente, bajando las ventanas del vehículo para saludar y tocar a quienes le estrechaban sus brazos. Una mujer le entregó a su bebé y el papa lo besó.
"El secretario del papa estaba nervioso, pero el papa estaba muy contento", dijo el portavoz papal Federico Lombardi.
El pontífice se encuentra en Brasil en una visita de siete días con el objetivo de reanimar el fervor católico en todo el mundo. Esa tarea se ha hecho ardua debido a que muchos católicos han abandonado la fe incluso en bastiones religiosos como en Brasil, pero parecía fácil para Francisco incluso en la trayectoria desde el aeropuerto de Rio a una ceremonia inaugural.
Finalmente, tras superar las multitudes y el tránsito estancado, Francisco se montó en un carro descapotado para saludar a las multitudes que lo vitoreaban a gritos, mientras él les reciprocaba con sonrisas y saludos. El papa dejó el vehículo a prueba de balas conocido como "Papamóvil" en el Vaticano, a fin de entrar en mayor contacto con la gente durante el Día Mundial de la Juventud.
Funcionarios del Vaticano insistieron en que no les preocupaba la seguridad del papa, pero Lombardi reconoció que se cometieron "errores" que deben ser corregidos.
"Esto es algo nuevo, quizás una lección para los días venideros", expresó Lombardi.
Muchos entre la multitud parecían asombrados ante la presencia del papa. Unos se quedaron inmóviles al verlo, otros estallaron en llanto.
"Yo no puedo viajar a Roma, pero él vino aquí a mejorar mi país ... a profundizar nuestra fe", expresó Idaclea Rangel, una mujer católica de 73 años de edad, después de llorar al ver al papa.
Se espera que hasta un millón de personas de todo el mundo asistirán a los eventos del Día de la Juventud, una ocasión casi hecha a la medida para Francisco, quien es sumamente popular cuatro meses después de ascender al trono. Pero el fervor que usualmente recibe al papa en la Plaza de San Pedro no es nada comparado al frenesí vertido en las calles de Rio.
Por lo general los papas gozan de un entusiasta recibimiento en Latinoamérica; incluso el más formal papa Benedicto XVI fue recibido como héroe cuando fue a México y a Cuba en el 2012. Juan Pablo II usualmente era recibido como estrella de rock, y una vez en una visita a Venezuela en 1996, su caravana fue igualmente asaltada por las multitudes.
Fuera del palacio de gobierno Guanabara en Rio, donde se realizó la ceremonia oficial de bienvenida al papa Francisco, Alicia Velázquez, una maestra de arte de 55 años de edad y oriunda de Buenos Aires, esperó a poder ver al hombre al que conocía como el arzobispo de su pueblo de origen.
"Fue algo maravilloso como lo eligieron, era increíble, llorábamos y nos abrazábamos", comentó Velázquez. "Yo personalmente quiero ver si él es el mismo hombre simple, humilde, que conocíamos. Tengo fe en que él es la misma persona".
Francisco mostró esa humildad al saludar a la presidenta Dilma Rousseff, afirmando que tenía entendido que para realmente conocer a los brasileños, había que conocer su corazón.
"Por lo tanto permítanme tocar levemente a esta puerta", dijo Francisco en portugués en la ceremonia oficial de bienvenida. "No tengo oro ni plata, pero traigo conmigo lo más valioso que se me ha otorgado: Jesucristo".
En el avión rumbo a Rio, Francisco lamentó que haya toda una generación que no conoce la virtud del trabajo debido a una crisis económica que ha hecho aumentar el desempleo en muchos países europeos, y que los pobres en los países en desarrollo han quedado rezagados.
"La gente se gana su dignidad mediante el trabajo, se ganan su pan", dijo a reporteros a bordo del avión. "Los jóvenes en estos momentos están en crisis".
Francisco llegó en un momento tenso para Brasil, debido a las protestas del mes pasado que comenzaron siendo contra el aumento de las tarifas del transporte público y que se ampliaron como un movimiento contra la corrupción, la ineficiencia y el gasto excesivo para los preparativos del Mundial del 2014 y las Olimpiadas del 2016.
Las protestas continuaron incluso después de la llegada de Francisco. La policía y los manifestantes se enfrentaron frente al palacio de gobierno.
El gobierno ha gastado unos 52 millones de dólares en la visita de Francisco, pero las protestas no incluían eso como una de sus razones.
"No tenemos nada contra el papa, nadie aquí está en contra de él", aseguró Christopher Creindel, un estudiante de arte de 22 años que protestaba frente a la sede del gobierno. "Esta es una protesta en contra de nuestra dirigencia política".
Lombardi confirmó que un explosivo de fabricación casera fue hallado el domingo por las autoridades brasileñas en un baño público cerca de la basílica de Aparecida, un santuario mariano que Francisco visitará el miércoles. Los agentes de seguridad del Vaticano fueron informados del artefacto pero opinaron que no consistía en una amenaza para el pontífice, dijo Lombardi.
"No hay inquietudes por la seguridad. La inquietud es que hay tanto entusiasmo que es difícil responder a tanto entusiasmo por el papa. Pero no hay temor, no hay inquietud", dijo Lombardi a reporteros.
La agenda del papa demuestra su deseo de que su papado se concentre en ayudar a los pobres. Caminará por una favela de Rio de Janeiro y se reunirá con jóvenes delincuentes, reflejo de su creencia de que la Iglesia debe predicar en los márgenes de la sociedad también.
El papa también rezará en Aparecida, reflejo de su fuerte devoción mariana, que es ampliamente compartida en Latinoamérica. Y, en un evento un tanto incongruente, presidirá una procesión en que se imitará la crucifixión de Cristo en la playa de Copacabana.
Alex Augusto, un seminarista de 22 años vestido del color verde brillante de los peregrinos, dijo el lunes que él y cinco amigos hicieron la travesía desde el estado de Sao Paulo para demostrar que "contrario a la creencia pública, la Iglesia no está conformada sólo de gente vieja sino que está llena de gente joven. Queremos mostrar la imagen verdadera de la Iglesia".
___
Los corresponsales de la AP Jenny Barchfield, Vivian Sequera y Marco Sibaja contribuyeron a este reporte.

Tomado de: Yahoo Noticias
Fotografia tomada de: La Hora Nacional