Es impresionante haber recorrido
las páginas de este maravilloso libro LAS VENAS ABIERTAS DE AMÉRICA LATINA pues
nos muestra lo inevitable, lo que jamás nos hubiéramos imaginado aquellos que
no somos protagonistas de la historia sino que somos meros espectadores; y bien o mal, poco o nada nos interesa lo que
pasó, lo que pasa o lo que deje de pasar a nuestro alrededor.
Eduardo Galeano es un escritor
sin precedentes, sin rodeos, que no le teme a nada, ni a nadie, pues su relato
es una denuncia de la suciedad en la que está inmersa el planeta, la cochina
política, porque la han ensuciado los corruptos y viles, sin importarles las
necesidades de los demás, sin importarles lo que pueda pasar a nuestro planeta
o a los que viven en el, lo que les interesa es llenarse los bolsillos de
dinero para alcanzar poder, poder y mas poder, aplastando al que se le oponga
destruyendo al que se atreva a denunciarlo, persiguiendo a quienes no están en
acuerdo con el, LAS VENAS ABIERTAS DE AMÉRICA LATINA un libro sin duda,
extraordinario; Lo que asombra es, la realidad de lo que sucedió y de lo que
sucede a nuestro alrededor, como nos han tratado quienes proclaman libertad de
conciencia, los derechos del hombre, que defienden a capa y espada el
matrimonio entre un hombre y una mujer, que aclaman proteger los derechos de
los niños, y la libertad religiosa , la libertad de expresión; cuando son ellos
mismos quienes los pisotean en sus lugares mas oscuros y recónditos en sus
catacumbas excavadas, en sus esplendorosas mansiones, que han logrado edificar
a precio del dolor del prójimo que se jactan en defender.
Que no nos asombre este relato de
Galeano, pues Elena de White en su libro; EL CONFLICTO DE LOS SIGLOS, ella
relata de manera clara, como este mismo poder del que habla Galeano dominara el
mundo, pero a través de un gobierno que nació como cordero y esta empezando a
rugir como león, del cual los vientos ecuménicos ya se oyen las palabras de
paz, paz y seguridad se escuchan por doquier y como lo expresó el mismo
Benedicto XVI en la misa de gallo en su discurso LA PAZ NO TENDRA FIN o como
las miras ambiciosas que tiene la ONU de
erradicar la pobreza, que a decir verdad todo eso está bien pero la pregunta
que debemos hacernos es; ¿Acosta de que está tan anhelada paz? ¿A que precio
vamos a tener esa paz tan predicada por quienes proclaman lo que proclaman? Recuerden
amigos que nadie hace nada gratis, en esta vida, todo tiene su precio.
Recordemos lo que expreso ya hace
casi cien años Elena de White; "La Constitución de los Estados Unidos
garantiza la libertad de conciencia. Nada hay más precioso ni de importancia
tan fundamental. El papa Pío IX, en su encíclica del 15 de agosto de 1854,
dice: 'Las doctrinas o extravagancias absurdas y erróneas en favor de la
libertad de conciencia, son unos de los errores más pestilentes: una de las
pestes que más se debe temer en un estado.' El mismo papa, en su encíclica del
8 de diciembre de 1864, anatematizó 'a los que sostienen la libertad de
conciencia y de cultos' como también 'a cuantos aseveran que la iglesia no
puede emplear la fuerza.'
"El tono pacífico que Roma
emplea en los Estados Unidos no implica un cambio de sentimientos. Es tolerante
cuando es impotente. El obispo O'Connor dice: 'La libertad religiosa se soporta
tan sólo hasta que se pueda practicar lo opuesto sin peligro para el mundo
católico.’. . . El arzobispo de Saint Louis dijo un día: 'La herejía y la
incredulidad son crímenes; y en los países cristianos como Italia y España, por
ejemplo, donde todo el pueblo es católico y donde la religión católica es parte
esencial de la ley del país, se las castiga como a los demás crímenes.'. . .
"Todo cardenal, arzobispo y
obispo de la iglesia católica, presta un juramento de obediencia al papa, en el
cual se encuentran las siguientes palabras: "Me opondré a los herejes,
cismáticos y rebeldes contra nuestro señor (el papa), o sus sucesores y los
perseguiré con todo mi poder."- Josías Strong, Our Country, cap. 5, párrs.
2-4. (Conflicto de los siglos pp.620 y 621).
Ahora amigo quiero que usted note
estas palabras de Galeano y las compare con lo que dijo Elena de White en su
libro; en Argentina ya no es necesario prohibir ningún libro por decreto. El
nuevo código penal sanciona, como siempre, al escritor y al editor de un libro
que se considere subversivo. Pero además castiga al impresor, para que nadie se
atreva a imprimir un texto simplemente dudoso, y también al distribuidor y al
librero, para que nadie se atreva a venderlo, y por si fuera poco castiga al
lector, para que nadie se atreva a leerlo y mucho menos a guardarlo.
¿Que le trae esto a la mente
amigo? ¿le recuerda la edad media? Si verdad, ahora mire lo que dice la
escritora; Es verdad que hay verdaderos cristianos en la iglesia católica
romana. En ella, millares de personas sirven a Dios según las mejores luces que
tienen. Les es prohibido leer su Palabra, (note amigo, aquí hay una prohibición
muy parecida a lo dicho por Galeano en la edad media se atrevieron a prohibir
la lectura la traducción y la publicación de la biblia; lo que dice Galeano no
es nuevo) debido a lo cual no pueden
discernir la verdad. (Conflicto de los siglos pp. 621).
Era el derecho de Roma de coartar
la libertad de conciencia y prohibir la libre investigación.
(Conflicto de los siglos pp.
212), note amigo en lo que dice Galeano en su libro y lo que dice Elena de
White en el suyo ¿coincidencia? Sí amigo, ella ya lo sabía y Galeano solo está
confirmando algo que ella lo sabía de antemano.
Galeano muestra la astucia de los
que explotaron las tierras americanas y aun las siguen explotando, según él
afirma, es Estados Unidos, pero en realidad esta nación solo es un instrumento
más de la iglesia Católica ya según lo muestra la escritora antes mencionada:
En toda la cristiandad se veía
amenazado el protestantismo por formidables enemigos. Pasados los primeros
triunfos de la Reforma, Roma reunió nuevas fuerzas con la esperanza de acabar
con ella. Entonces fue cuando nació la orden de los jesuitas, que iba a ser el
más cruel, el menos escrupuloso y el más formidable de todos los campeones del
papado. Libres de todo lazo terrenal y de todo interés humano, insensibles a la
voz del afecto natural, sordos a los argumentos de la razón y a la voz de la
conciencia, no reconocían los miembros más ley, ni más sujeción que las de su
orden, y no tenían más preocupación que la de extender su poderío. (Véase el Apéndice.)
El Evangelio de Cristo había capacitado a sus adherentes para arrostrar los
peligros y soportar los padecimientos, sin desmayar por el frío, el hambre, el
trabajo o la miseria, y para sostener con denuedo el estandarte de la verdad
frente al potro, al calabozo y a la hoguera. Para combatir contra estas
fuerzas, el jesuitismo inspiraba a sus adeptos un fanatismo tal, que los
habilitaba para soportar peligros similares y oponer al poder de la verdad
todas las armas del engaño. Para ellos ningún crimen era demasiado grande,
ninguna mentira demasiado vil, ningún disfraz demasiado difícil de llevar.
Ligados por votos de pobreza y de humildad perpetuas, estudiaban el arte de
adueñarse de la riqueza y del poder para consagrarlos a la destrucción del protestantismo
y al restablecimiento de la supremacía papal.
Al darse a conocer como miembros
de la orden, se presentaban con cierto aire de santidad, visitando las
cárceles, atendiendo a los enfermos y a los pobres, haciendo profesión de haber
renunciado al mundo, y llevando el sagrado nombre de Jesús, de Aquel que anduvo
haciendo bienes. Pero bajo esta fingida mansedumbre, ocultaban a menudo
propósitos criminales y mortíferos. Era un principio fundamental de la orden,
que el fin justifica los medios. Según dicho principio, la mentira, el robo, el
perjurio y el asesinato, no sólo eran perdonables, sino dignos de ser
recomendados. Siempre que vieran los
intereses de la iglesia. Con muy diversos disfraces se introducían los jesuitas
en los puestos del estado, elevándose hasta la categoría de consejeros de los
reyes, y dirigiendo la política de las naciones. Se hacían criados para
convertirse en espías de sus señores. Establecían colegios para los hijos de
príncipes y nobles, y escuelas para los del pueblo; y los hijos de padres
protestantes eran inducidos a observar los ritos romanistas. Toda la pompa
exterior desplegada en el culto de la iglesia de Roma se aplicaba a confundir
la mente y ofuscar y embaucar la imaginación, para que los hijos traicionaran
aquella libertad por la cual sus padres habían trabajado y derramado su sangre.
Los jesuitas se esparcieron rápidamente por toda Europa y doquiera iban
lograban reavivar el papismo.
Para otorgarles más poder, se
expidió una bula que restablecía la Inquisición. (Véase el Apéndice.) No
obstante el odio general que inspiraba, aun en los países católicos, el
terrible tribunal fue restablecido por los gobernantes obedientes al papa; y
muchas atrocidades demasiado terribles para cometerse a la luz del día,
volvieron a perpetrarse en los secretos y obscuros calabozos. En muchos países,
miles y miles de representantes de la flor y nata de la nación, de los más
puros y nobles, de los más inteligentes y cultos, de los pastores más piadosos
y abnegados, de los ciudadanos más patriotas e industriosos, de los más
brillantes literatos, de los artistas de más talento y de los artesanos más
expertos, fueron asesinados o se vieron obligados a huir a otras tierras.
Usted podrá haber notado en las
líneas anteriores que los Jesuitas de Roma se introducen en los gobiernos hasta
el punto de ellos manejar las políticas de los países, eso no nos debe
sorprender al ver la realidad frente a nosotros cuando se realizan
negociaciones que no convienen al las naciones sino que las perjudican o como
lo que pasó el once septiembre de 2001 en ese caos o mejor dicho después de eso
se paso una ley que entro en consenso ni
en debate sino que se la aprobó sin chistar; Aquí hay que recordar al amigo
lector, que para elaborar una ley como mínimo se necesita unos dos o tres meses
y luego presentarlas al pleno de la asamblea o en su defecto al cenado para que
se la debata y finalmente se la apruebe; pero esto no sucedió en aquel
entonces, o al menos eso es lo se decia.
En síntesis Galeano solo nos
muestra lo que nos están haciendo y lo que nos van a hacer.
Ideas principales
Los billetes circulaban con la
tinta todavía fresca.
Cuanto mayor es el grupo
económico, mayor es la posibilidad de que sea extranjero.
La anaconda se lanzo sobre loe
metales no ferrosos.
El General Juan Carlos Onganía
reafirmaba que las gallinas otorgan al zorro la igualdad de oportunidades.
El mundo se compone de pequeñas y
grandes empresas.
Una demanda excesiva, en estas
tierras de hambrientos, tendría la culpa de la inflación.
La terapéutica empeora al enfermo
para mejor imponerle la droga de los empréstitos y las inversiones.
Omnipotente organismo.
El FMI fue creado para institucionalizar el
predominio financiero de Wall Street sobre el planeta entero.
La dependencia en el suministro
de la tecnología se paga caro.
Al chantaje financiero y
tecnológico se suma la competencia desleal y libre del fuerte sobre el débil.
Los Estados Unidos cuidan su
ahorro interno, pero disponen del ajeno: la invasión de los bancos.
Ningún banco extranjero puede
operar, en Estados Unidos, como receptor de depósitos de los ciudadanos
norteamericanos.
Lo que caracteriza al capitalismo
moderno, en el que impera el monopolio, es la exportación de capital.
La caridad internacional no
existe; empieza por casa.
Muchas dagas brillan bajo la capa
de la asistencia a los países pobres.
No en vano el comité de Alianza
para el progreso del comercio cuenta entre sus miembros mas distinguidos, con
los mas altos ejecutivos del Chase Manhattan y el City Bank.
El banco mundial responde a los
Estados Unidos como el trueno al relámpago.
Nunca ha existido en los llamados
mercados internacionales el llamado libre juego de la oferta y la demanda.
La integración de América latina
bajo la bandera de las barras y las estrellas.
La historia contada por los
vencedores o esconde o miente.
No dejan ver lo que escribo,
decía Blas Otero, porque escribo lo que veo.
El hambre es la dinamita del
cuerpo humano.
BIBLIOGRAFIA
Galeano Eduardo. Las venas
abiertas de América Latina
White Elena. El Conflicto de los
siglos