miércoles, 26 de junio de 2013

A PROPOSITO DE NUESTRAS LIBERTADES.


Es impresionante haber recorrido las páginas de este maravilloso libro LAS VENAS ABIERTAS DE AMÉRICA LATINA pues nos muestra lo inevitable, lo que jamás nos hubiéramos imaginado aquellos que no somos protagonistas de la historia sino que somos meros espectadores;  y bien o mal, poco o nada nos interesa lo que pasó, lo que pasa o lo que deje de pasar a nuestro alrededor.

Eduardo Galeano es un escritor sin precedentes, sin rodeos, que no le teme a nada, ni a nadie, pues su relato es una denuncia de la suciedad en la que está inmersa el planeta, la cochina política, porque la han ensuciado los corruptos y viles, sin importarles las necesidades de los demás, sin importarles lo que pueda pasar a nuestro planeta o a los que viven en el, lo que les interesa es llenarse los bolsillos de dinero para alcanzar poder, poder y mas poder, aplastando al que se le oponga destruyendo al que se atreva a denunciarlo, persiguiendo a quienes no están en acuerdo con el, LAS VENAS ABIERTAS DE AMÉRICA LATINA un libro sin duda, extraordinario; Lo que asombra es, la realidad de lo que sucedió y de lo que sucede a nuestro alrededor, como nos han tratado quienes proclaman libertad de conciencia, los derechos del hombre, que defienden a capa y espada el matrimonio entre un hombre y una mujer, que aclaman proteger los derechos de los niños, y la libertad religiosa , la libertad de expresión; cuando son ellos mismos quienes los pisotean en sus lugares mas oscuros y recónditos en sus catacumbas excavadas, en sus esplendorosas mansiones, que han logrado edificar a precio del dolor del prójimo que se jactan en defender.

Que no nos asombre este relato de Galeano, pues Elena de White en su libro; EL CONFLICTO DE LOS SIGLOS, ella relata de manera clara, como este mismo poder del que habla Galeano dominara el mundo, pero a través de un gobierno que nació como cordero y esta empezando a rugir como león, del cual los vientos ecuménicos ya se oyen las palabras de paz, paz y seguridad se escuchan por doquier y como lo expresó el mismo Benedicto XVI en la misa de gallo en su discurso LA PAZ NO TENDRA FIN o como las miras  ambiciosas que tiene la ONU de erradicar la pobreza, que a decir verdad todo eso está bien pero la pregunta que debemos hacernos es; ¿Acosta de que está tan anhelada paz? ¿A que precio vamos a tener esa paz tan predicada por quienes proclaman lo que proclaman? Recuerden amigos que nadie hace nada gratis, en esta vida, todo tiene su precio.

Recordemos lo que expreso ya hace casi cien años Elena de White; "La Constitución de los Estados Unidos garantiza la libertad de conciencia. Nada hay más precioso ni de importancia tan fundamental. El papa Pío IX, en su encíclica del 15 de agosto de 1854, dice: 'Las doctrinas o extravagancias absurdas y erróneas en favor de la libertad de conciencia, son unos de los errores más pestilentes: una de las pestes que más se debe temer en un estado.' El mismo papa, en su encíclica del 8 de diciembre de 1864, anatematizó 'a los que sostienen la libertad de conciencia y de cultos' como también 'a cuantos aseveran que la iglesia no puede emplear la fuerza.'

"El tono pacífico que Roma emplea en los Estados Unidos no implica un cambio de sentimientos. Es tolerante cuando es impotente. El obispo O'Connor dice: 'La libertad religiosa se soporta tan sólo hasta que se pueda practicar lo opuesto sin peligro para el mundo católico.’. . . El arzobispo de Saint Louis dijo un día: 'La herejía y la incredulidad son crímenes; y en los países cristianos como Italia y España, por ejemplo, donde todo el pueblo es católico y donde la religión católica es parte esencial de la ley del país, se las castiga como a los demás crímenes.'. . .

"Todo cardenal, arzobispo y obispo de la iglesia católica, presta un juramento de obediencia al papa, en el cual se encuentran las siguientes palabras: "Me opondré a los herejes, cismáticos y rebeldes contra nuestro señor (el papa), o sus sucesores y los perseguiré con todo mi poder."- Josías Strong, Our Country, cap. 5, párrs. 2-4. (Conflicto de los siglos pp.620 y 621).

Ahora amigo quiero que usted note estas palabras de Galeano y las compare con lo que dijo Elena de White en su libro; en Argentina ya no es necesario prohibir ningún libro por decreto. El nuevo código penal sanciona, como siempre, al escritor y al editor de un libro que se considere subversivo. Pero además castiga al impresor, para que nadie se atreva a imprimir un texto simplemente dudoso, y también al distribuidor y al librero, para que nadie se atreva a venderlo, y por si fuera poco castiga al lector, para que nadie se atreva a leerlo y mucho menos a guardarlo.

¿Que le trae esto a la mente amigo? ¿le recuerda la edad media? Si verdad, ahora mire lo que dice la escritora; Es verdad que hay verdaderos cristianos en la iglesia católica romana. En ella, millares de personas sirven a Dios según las mejores luces que tienen. Les es prohibido leer su Palabra, (note amigo, aquí hay una prohibición muy parecida a lo dicho por Galeano en la edad media se atrevieron a prohibir la lectura la traducción y la publicación de la biblia; lo que dice Galeano no es nuevo)  debido a lo cual no pueden discernir la verdad. (Conflicto de los siglos pp. 621).

Era el derecho de Roma de coartar la libertad de conciencia y prohibir la libre investigación.

(Conflicto de los siglos pp. 212), note amigo en lo que dice Galeano en su libro y lo que dice Elena de White en el suyo ¿coincidencia? Sí amigo, ella ya lo sabía y Galeano solo está confirmando algo que ella lo sabía de antemano.

Galeano muestra la astucia de los que explotaron las tierras americanas y aun las siguen explotando, según él afirma, es Estados Unidos, pero en realidad esta nación solo es un instrumento más de la iglesia Católica ya según lo muestra la escritora antes mencionada:

En toda la cristiandad se veía amenazado el protestantismo por formidables enemigos. Pasados los primeros triunfos de la Reforma, Roma reunió nuevas fuerzas con la esperanza de acabar con ella. Entonces fue cuando nació la orden de los jesuitas, que iba a ser el más cruel, el menos escrupuloso y el más formidable de todos los campeones del papado. Libres de todo lazo terrenal y de todo interés humano, insensibles a la voz del afecto natural, sordos a los argumentos de la razón y a la voz de la conciencia, no reconocían los miembros más ley, ni más sujeción que las de su orden, y no tenían más preocupación que la de extender su poderío. (Véase el Apéndice.) El Evangelio de Cristo había capacitado a sus adherentes para arrostrar los peligros y soportar los padecimientos, sin desmayar por el frío, el hambre, el trabajo o la miseria, y para sostener con denuedo el estandarte de la verdad frente al potro, al calabozo y a la hoguera. Para combatir contra estas fuerzas, el jesuitismo inspiraba a sus adeptos un fanatismo tal, que los habilitaba para soportar peligros similares y oponer al poder de la verdad todas las armas del engaño. Para ellos ningún crimen era demasiado grande, ninguna mentira demasiado vil, ningún disfraz demasiado difícil de llevar. Ligados por votos de pobreza y de humildad perpetuas, estudiaban el arte de adueñarse de la riqueza y del poder para consagrarlos a la destrucción del protestantismo y al restablecimiento de la supremacía papal.

Al darse a conocer como miembros de la orden, se presentaban con cierto aire de santidad, visitando las cárceles, atendiendo a los enfermos y a los pobres, haciendo profesión de haber renunciado al mundo, y llevando el sagrado nombre de Jesús, de Aquel que anduvo haciendo bienes. Pero bajo esta fingida mansedumbre, ocultaban a menudo propósitos criminales y mortíferos. Era un principio fundamental de la orden, que el fin justifica los medios. Según dicho principio, la mentira, el robo, el perjurio y el asesinato, no sólo eran perdonables, sino dignos de ser recomendados. Siempre que  vieran los intereses de la iglesia. Con muy diversos disfraces se introducían los jesuitas en los puestos del estado, elevándose hasta la categoría de consejeros de los reyes, y dirigiendo la política de las naciones. Se hacían criados para convertirse en espías de sus señores. Establecían colegios para los hijos de príncipes y nobles, y escuelas para los del pueblo; y los hijos de padres protestantes eran inducidos a observar los ritos romanistas. Toda la pompa exterior desplegada en el culto de la iglesia de Roma se aplicaba a confundir la mente y ofuscar y embaucar la imaginación, para que los hijos traicionaran aquella libertad por la cual sus padres habían trabajado y derramado su sangre. Los jesuitas se esparcieron rápidamente por toda Europa y doquiera iban lograban reavivar el papismo.

Para otorgarles más poder, se expidió una bula que restablecía la Inquisición. (Véase el Apéndice.) No obstante el odio general que inspiraba, aun en los países católicos, el terrible tribunal fue restablecido por los gobernantes obedientes al papa; y muchas atrocidades demasiado terribles para cometerse a la luz del día, volvieron a perpetrarse en los secretos y obscuros calabozos. En muchos países, miles y miles de representantes de la flor y nata de la nación, de los más puros y nobles, de los más inteligentes y cultos, de los pastores más piadosos y abnegados, de los ciudadanos más patriotas e industriosos, de los más brillantes literatos, de los artistas de más talento y de los artesanos más expertos, fueron asesinados o se vieron obligados a huir a otras tierras. 

Usted podrá haber notado en las líneas anteriores que los Jesuitas de Roma se introducen en los gobiernos hasta el punto de ellos manejar las políticas de los países, eso no nos debe sorprender al ver la realidad frente a nosotros cuando se realizan negociaciones que no convienen al las naciones sino que las perjudican o como lo que pasó el once septiembre de 2001 en ese caos o mejor dicho después de eso se paso una ley que entro  en consenso ni en debate sino que se la aprobó sin chistar; Aquí hay que recordar al amigo lector, que para elaborar una ley como mínimo se necesita unos dos o tres meses y luego presentarlas al pleno de la asamblea o en su defecto al cenado para que se la debata y finalmente se la apruebe; pero esto no sucedió en aquel entonces, o al menos eso es lo se decia. 

En síntesis Galeano solo nos muestra lo que nos están haciendo y lo que nos van a hacer.

Ideas principales

Los billetes circulaban con la tinta todavía fresca.

Cuanto mayor es el grupo económico, mayor es la posibilidad de que sea extranjero.

La anaconda se lanzo sobre loe metales no ferrosos.

El General Juan Carlos Onganía reafirmaba que las gallinas otorgan al zorro la igualdad de oportunidades.

El mundo se compone de pequeñas y grandes empresas.

Una demanda excesiva, en estas tierras de hambrientos, tendría la culpa de la inflación.

La terapéutica empeora al enfermo para mejor imponerle la droga de los empréstitos y las inversiones.

Omnipotente organismo.

El  FMI fue creado para institucionalizar el predominio financiero de Wall Street sobre el planeta entero.

La dependencia en el suministro de la tecnología se paga caro.

Al chantaje financiero y tecnológico se suma la competencia desleal y libre del fuerte sobre el débil.

Los Estados Unidos cuidan su ahorro interno, pero disponen del ajeno: la invasión de los bancos.

Ningún banco extranjero puede operar, en Estados Unidos, como receptor de depósitos de los ciudadanos norteamericanos.

Lo que caracteriza al capitalismo moderno, en el que impera el monopolio, es la exportación de capital.

La caridad internacional no existe; empieza por casa.

Muchas dagas brillan bajo la capa de la asistencia a los países pobres.

No en vano el comité de Alianza para el progreso del comercio cuenta entre sus miembros mas distinguidos, con los mas altos ejecutivos del Chase Manhattan y el City Bank.

El banco mundial responde a los Estados Unidos como el trueno al relámpago.

Nunca ha existido en los llamados mercados internacionales el llamado libre juego de la oferta y la demanda.

La integración de América latina bajo la bandera de las barras y las estrellas.

La historia contada por los vencedores o esconde o miente.

No dejan ver lo que escribo, decía Blas Otero, porque escribo lo que veo.

El hambre es la dinamita del cuerpo humano.

       
BIBLIOGRAFIA

Galeano Eduardo. Las venas abiertas de América Latina

White Elena. El Conflicto de los siglos

      

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